Hoy en día, no son pocos los que se detienen a pensar en sí mismos, en los demás, en el mundo y comienzan a plantearse los interrogantes sobre el sentido de la vida, hacia dónde vamos y qué vamos a dejarles a los que nos sucedan cuando ya no estemos de cuerpo presente.
Y estos interrogantes surgen porque las personas quieren conocer más sobre sí mismas y dejar de cuestionar las actitudes ajenas.
Nada podemos cambiar en los otros, pero sí podemos cambiar mucho en nuestra forma de ser, para vivir mejor y que tal vez eso, repercuta en los demás.
Hoy vamos a conocer a una mujer que tuvo una vida difícil, pero que supo dar prueba de resiliencia.
La resiliencia, es esa capacidad que en definitiva tenemos todos para reinventarnos, superar las dificultades y seguir adelante.
Incluso aquí hemos tratado el tema en detalle.
Ésa mujer es Helen Keller, que es conocida hoy en el mundo entero como un símbolo de coraje frente a la adversidad de la vida.
Helen Keller nació en el año 1880 en Alabama, Estados Unidos.
Cuando tenía tan sólo un año y medio de edad, enferma gravemente de lo que los médicos denominan en ese momento “congestión cerebral” y que probablemente se haya tratado de escarlatina.
La enfermedad tiene secuelas terribles y deja a Helen ciega, sorda y muda.
Su familia, después de mucho penar, el 3 de marzo de 1887 encarga su educación y el aprendizaje de volver a comunicarse, a una joven institutriz llamada Ann Sullivan.
“El día más feliz de mi vida que pueda recordar”, dijo años después Helen.
La institutriz, poco a poco logra sacar a la niña de su aislamiento, enseñándole a comunicarse a través de señas en la palma de la mano.
Helen, es perseverante y desafía todas sus capacidades.
Ingresa en la escuela Radcliffe College (Harvard) y obtiene un diploma universitario 17 años después de salir de un estado de aislamiento e incomunicación.
Incluso obtiene las felicitaciones de sus profesores.
Aun cuando todavía se encuentra la Universidad, comienza a escribir, una actividad que desarrollará el resto de su vida.
Escritora, activista y conferenciante, recorre el mundo y consagra su vida a la causa de los invidentes, al mismo tiempo que milita en movimientos socialistas, feministas y pacifistas.
A través de sus viajes y de sus escritos, lograr atraer la atención del mundo entero sobre los problemas a los que se enfrentan los no videntes.
Se vuelve un símbolo de fuerza y de coraje frente a la adversidad de la vida, su reputación la lleva a los cuatro rincones del planeta:
India, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Europa… Desde el primer ministro hindú Jawaharlal Nehru hasta Roosevelt, pasando por Charles Chaplin, la vida de Helen Keller fue jalonada por encuentros con los grandes del mundo.
En el año 1915, con la ayuda del empresario George Kessler, Helen funda una organización humanitaria cuya misión es promover la ayuda a los soldados heridos durante la Primera Guerra Mundial, que pasó llamarse Helen Keller International.
La escritora, activista política, pacifista y feminista que se enfrentó a la adversidad y logró ganarle, deja un legado en esta organización que se enorgullece de perpetuar su nombre y su memoria.
¿Cómo es posible superar tanto infortunio?
Es realmente increíble.
Conozcamos más sobre esta mujer que logró lo inimaginable, a través de sus frases más sentidas y conmovedoras:
1) Lo mejor y lo más bonito de esta vida no puede verse ni tocarse, debe sentirse con el corazón.
2) El optimismo es la fe que conduce al éxito.
Nada puede hacerse sin esperanza y confianza.
3) Cuando una puerta de felicidad se cierra, otra se abre, pero muchas veces miramos tanto tiempo la puerta cerrada que no vemos la que se ha abierto para nosotros.
4) Mantén tu rostro al sol y así no verás las sombras.
5) La vida o es una aventura atrevida o no es nada.
6) No inclines nunca la cabeza, tenla siempre erguida.
Mira al mundo directamente a la cara.
7) Todo llega a esto:
la forma más fácil de ser feliz es hacer el bien.
8) Uno no debe nunca consentir arrastrarse cuando siente el impulso de volar.
9) Entre no ver y no oír sin ninguna duda es mucho peor no oír pues no ver te incomunica con los objetos, pero no oír te incomunica con las personas y eso te convierte en un objeto.
10) En el maravilloso reino de la mente he de ser libre como los demás.
¿Qué te pareció la vida y la superación de Helen Keller?
¿No te parece que es un ejemplo?
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