Entre los muchos legados de la bióloga y premio Nobel Rita Levi-Montalcini está “Las pioneras”, un libro que recorre las biografías de mujeres que cambiaron la sociedad y la ciencia desde la Antigüedad hasta nuestros días.
En el año 1938 el dictador Benito Mussolini publicaba el “Manifesto per la Difesa della Razza” que prohibía a toda persona judía acceder a carreras académicas y profesionales. Debido a ello, una joven bióloga llamada Rita Levi-Montalcini (1909 – 2012) se vio obligada a dejar la universidad, donde trabajaba como ayudante del histólogo Giuseppe Levi.
Sin embargo, lejos de abandonar su pasión, Rita improvisó en su casa un laboratorio y allí, en plena Segunda Guerra Mundial, inició sus estudios sobre el sistema nervioso. Años más tarde se instaló en la Universidad de St. Louis (EEUU) y en ese periodo descubrió la proteína NGF, que le valdría el premio Nobel de Medicina en 1986.
Rita Levi-Montalcini fue una mujer que no se rindió frente a las adversidades y consiguió dedicar su vida a lo que quería, sorteando las leyes raciales y los cánones de la época que la instaban a limitarse a ser madre y esposa y abandonar su desarrollo profesional. Quien mejor, por tanto, para hablarnos de ellas, las pioneras, otras mujeres de todas las épocas que hicieron su particular aportación a la ciencia.
‘Las pioneras’ (Ed. Crítica), escrito por Rita Levi-Montalcini y Giuseppina Tripodi, se describe como “un libro destinado a las nuevas generaciones. Su objetivo es hacerlas conscientes de las fundamentales aportaciones científicas que hicieron sus antepasadas desde dos siglos antes de la era cristiana hasta el siglo XX. Durante siglos las mujeres estuvieron excluidas. En el pasado las que destacaban se consideraban brujas y eran enviadas a la hoguera, e incluso cuando se abolió esta persecución, tan feroz como absurda, los filósofos y los científicos, incluidos los conocidos como ‘ilustrados’, siguieron alimentando el mito de la absoluta superioridad intelectual del hombre”.
Hemos hecho una selección de algunas de las pioneras descritas en este apasionante libro lleno de biografías de mujeres científicas de todos los tiempos. Un libro que llama a las mujeres a realizarse intelectualmente y a perseguir sus metas. Nos quedamos con estas palabras de las propias autoras: “Con el reconocimiento a las mujeres de la igualdad en el ejercicio de sus funciones se desea que los miembros de las nuevas generaciones, independientemente de su género, disfruten del derecho a utilizar con libertad sus propias capacidades intelectuales. Un derecho que se negó a sus antepasadas”.
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Hipatia de Alejandría, la más famosa de las científicas
Hipatia (370-415) es sin duda la mujer científica más famosa de la Antigüedad. Fue maestra de filosofía, astronomía y matemáticas, y transformó su propia casa en un importante centro de cultura. Por su condición de pagana que se negó a abrazar la religión cristiana, Hipatia fue asesinada por un grupo de monjes fanáticos y muchas de sus obras acabaron perdiéndose.
Esta sabia polifacética inventó modelos de astrolabios, planisferios e hidroscopios y, junto a su padre, dejó varios comentarios sobre los clásicos griegos que han pasado a la historia.
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María Cunitz, la astrónoma que corrigió a Kepler
María Cunitz (1610-1664) fue la astrónoma más importante de su tiempo y se labró una sólida fama, a pesar de las críticas que recibió por no dedicarse en exclusiva a las tareas del hogar. Su tratado ‘Urania propizia’ incluye sus cálculos de la posición de los planetas, que detectan también los errores cometidos por el mismo Kepler en ‘Tabulae Rudolphinae’.
Hay que destacar que su marido, un médico mucho mayor que ella, apoyó a Cunitz en todo momento y confirmó en la edición posterior de sus obras que ella era la única autora.
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Margaret Cavendish, escritora profesional
Margaret Cavendish (1623-1673) fue apodada por su excentricidad como ‘Maggie la Loca’. Esta mujer de origen aristocrático fue dama de compañía de la Reina Enriqueta María y comenzó a escribir para ganarse la vida, algo extraordinario para la época en la que vivió.
Escribió quince obras científicas y organizó en el salón de su casa el Círculo de Newscastle, en el que se debatían temas científicos en presencia de filósofos de la talla de René Descartes.
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Anna Maria Sibylla Merian, ilustradora científica
Anna Maria Sibylla Merian (1647-1717) fue una aventurera, pintora y entomóloga. Su curiosidad por la metamorfosis de los insectos la llevó a dibujar detalladas ilustraciones que hoy son admiradas por coleccionistas de todo el mundo.
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Mary Wortley Montagu, embajadora de las vacunas
Mary Wortley Montagu (1689-1762) fue una mujer rebelde que decidió su propio destino: en 1716 se escapó de un matrimonio concertado para casarse en secreto con un embajador de la corte turca.
Consideraba fundamental vacunar a los niños frente a la viruela, una enfermedad que causó la muerte de su hermano y que ella misma padeció con 26 años. Su hijo fue el primer inglés vacunado, y también convenció a los reyes de Inglaterra y a muchos de sus amigos para que inoculasen a sus hijos. Su iniciativa se difundió por todo el mundo y llegó incluso a la corte de Versalles gracias a la aprobación del rey Luis XV y pese a la oposición de los académicos franceses de medicina.
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Nicole-Reine Lepaute y el cometa Halley
A la astrónoma francesa Nicole-Reine Lepaute (1723-1788) se le atribuyen unos cálculos muy exactos sobre las fechas en las que el cometa Halley pasa cerca de la órbita terrestre. También estimó con mucha precisión la duración y las dimensiones de un eclipse solar que se presenció en Europa en 1764. El cráter lunar Lepaute fue bautizado en su honor.
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Marie Paulze Lavoisier y la química moderna
Marie Paulze Lavoisier (1776-1831) y su marido Antoine Laurent Lavoisier son los padres de la química moderna. Su principal contribución a la ciencia fue una revolucionaria teoría que postula que la combustión y la oxidación se producen por la combinación química de las sustancias combustibles con el oxígeno.Estas ideas quedaron reflejadas en el ‘Tratado elemental de química’.
No se sabe muy bien en qué grado los postulados de los Lavoisier se deben a las contribuciones de Marie Paulze, pero es muy probable que, como era frecuente en aquella época, muchos de los logros atribuidos a su marido fueran en realidad obra de ella.
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Ellen Swallow Richards y la lucha contra la contaminación
Ellen Swallow Richards (1842-1911) es considerada como una de las fundadoras de la ecología y la ingeniería ambiental. Hablamos de una pionera con mayúsculas, que diseñó para su propio hogar un sistema de calefacción y ventilación no contaminante. Puso en marcha en el prestigioso MIT un laboratorio de ciencias dedicado exclusivamente a mujeres y también montó el primer laboratorio del mundo en el que se aplicaban tratamientos de purificación de aguas.
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Williamina Paton Fleming, la catalogadora de estrellas
Williamina Paton Fleming (1857-1911) empezó a trabajar como gobernanta en la casa del profesor Edward Pickering, director del Observatorio de Harvard, tras ser abandonada por su marido. Poco después, Pickering la contrató para que realizase algunos cálculos y fue así como Williamina, sin contar con medios muy sofisticados, llegó a catalogar más de diez mil estrellas, que se encuentran compiladas en su obra ‘Draper catalogue of stellar spectra’.
En 1898 la Corporación Harvard la nombró directora del Laboratorio Fotográfico Astronómico.
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Maria Montessori y su método educativo
Maria Montessori (1870-1952) es famosa por su método educativo, pero poca gente sabe que estudió una carrera científica, y de hecho fue la primera médica de la Italia unificada. Fundó en Roma un hogar para niños en el que empezó a aplicar su nuevo concepto de la escuela primaria, basada en métodos científicos. El método Montessori postula que se debe crear un entorno adecuado para los niños, de forma que sean ellos mismos los que puedan desarrollar sus capacidades creativas.
Como curiosidad, es la única mujer cuyo rostro ha aparecido estampado en un billete italiano.
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Mileva Maric-Einstein, a la sombra del genio
Mileva Maric-Einstein (1875-1940) tenía un talento especial para las matemáticas y las ciencias naturales y se piensa que contribuyó enormemente a las obras de su marido Albert Einstein sobre la teoría de la relatividad. Sin embargo, la misma Mileva se negó a firmar como autora o colaboradora en las publicaciones de Einstein, y apenas existen documentos que permitan demostrar cuál fue su verdadera aportación.
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Chien-Shiung Wu, una mujer en el Proyecto Manhattan
Chien-Shiung Wu (1912-1997) obtuvo uno de sus principales logros como investigadora cuando trabajó en el Proyecto Manhattan: un procedimiento para la producción del isótopo del uranio que, por desgracia, acabaría siendo la materia prima de las armas nucleares.
Otra de sus aportaciones consistió en dar con la prueba empírica que demostraba que el ‘principio de conservación de la paridad’ no siempre es válido a nivel subatómico. Sin embargo, el premio Nobel fue a parar solamente a sus dos compañeros, hombres, que habían formulado este comportamiento de forma teórica.