En las dos partes anteriores, hablé de mi vida en Sonora y en la Cd. de México,(https://ingrangel.net/experiencias-de-vida-ing-rangel-2da-parte/ )por lo que en esta tarde lluviosa y llena de melancolía,  haré un poco de historia de mis trabajos en lo que llevo de vida, sin tantos detalles para no herir susceptibilidades. Se diría como dije en la primera parte, que empece a trabajar desde bebe, en la tienda de mi padre, así como durante mi niñez y parte de la adolescencia, ya que me gustaba hacer limpieza en nuestro fuente de ingresos mientras llegaban clientes.   Mientras estudiaba mi bachillerato técnico, en el ultimo semestre fui a trabajar en la aceitera local en Navojoa, “Aceites del Mayo”, donde  trabajaba los tres turnos, semanalmente. Allí conocí mucho sobre el trabajo obrero de la industria extractora, obteniendo aceites de la soya y cártamo, por medio de hexano, una sustancia solvente y peligrosa por su explosividad, por lo que se usaba herramienta de cobre para todo trabajo. El hexano ademas es muy toxico, y en una ocasión un obrero al tratar de arreglar un desperfecto en una maquina extractora, al respirar hexano cayo desmayado al fondo y tuvimos que sacarlo con bomberos amarrados, pero al sacarlo me toco tomar su pulso y tratar de reavivarlo, y a pesar de todos los esfuerzos de personal médico, murió. Aquí estuve año y medio, ahorrando para estudiar mi carrera, aunque me ofrecían  el puesto de supervisor decidí irme, a estudiar una carrera. Durante mi carrera hice mi servicio social […]

En la primera parte de mis experiencias (https://ingrangel.net/experiencias-de-vida-ing-leon-rangel/) hable sobre mis años de vida en Sonora, y ahora platicaré algo de mi vida en la Cd. de México, para hacer estudios de Maestría en Bioingenieria de Fermentaciones en el Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (CINVESTAV-IPN). Mis primeras experiencias fueron difíciles, ya que no tenia donde llegar, y logre contactar con el hermano de un amigo que vivía por la Col. Guerrero en unos edificios y estuve allí como un año, tomando el metro  a Indios verdes y a la escuela caminando, tanto por recursos económicos escasos,  como por robos que sufrí en esa ruta. La beca de la SEP empezó a llegar unos meses después. Mi día en el CINVESTAV, era estudiar parte del día, comer allí mismo y estar en biblioteca. Se comía bien en el comedor interno, se pagaba económico, y en compañía de estudiantes y maestros. Sacar copias de libros era algo continuo, recordar que aún no había computadoras y era mucho que estudiar. Durante meses, mi vida fue de casa a escuela y a la inversa, mi diversión era en ocasiones que jugábamos béisbol o fútbol entre maestros y alumnos. Tiempo después me cambié a la Col. Doctores, con unos compañeros de Sonora, conocidos de un cuñado. Donde como estudiantes de licenciatura, se divertían continuamente, tomaban y fiestas. Me reservaba lo que podía estudiando aparte. Un día de esos, preparándome para salir a la escuela, donde tenia un experimento montado, de un […]